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TRIBUNA
Inquisición y brujería
El autor se refiere al auto de fe de Logroño de 1610 y concluye que «la Inquisición fue el instrumento de la monarquía hispánica con el que se trató de evitar baños de sangre como los que se produjeron en el resto de Europa»
17.12.10 - 00:24 -
Con motivo del 400 aniversario del auto de fe de 1610 - proceso llevado a cabo por la Inquisición en Logroño en el que fueron juzgadas por brujería 53 personas de Zugarramurdi (Navarra), de las cuales 11 fueron quemadas públicamente, 6 de ellas vivas-, este Diario ha ofrecido a sus lectores abundantes referencias sobre el particular. Si aceptamos que es una obligación científica, social y moral -como sostiene el profesor E. Ramalle- comprender lo sucedido hace 400 años, es ineludible adoptar una perspectiva que permita contextualizar aquellos acontecimientos. En otras palabras: para sacar conclusiones habrá que mirar a nuestro alrededor.
¿Qué pasaba en Europa por las mismas fechas? Se sabe, primero, que entre los siglos XVI y XVIII, en el resto de Europa se quemó a un número infinitamente mayor de brujas (decenas de miles solo en Alemania) que en España (unas decenas); segundo, que la Inquisición española, por lo que a la brujería se refiere, nunca llegó al grado de irracionalidad que se alcanzó en otros lugares pues enseguida vio superstición y locura allí donde los europeos sólo apreciaban posesiones demoníacas. En algunas ciudades europeas llegaron a quemarse más brujas que en los 356 años de existencia de la Inquisición española. En Toulouse, por ejemplo, 400 de una vez.
En este sentido, uno de los participantes en las conferencias conmemorativas, el catedrático C. Lisón, atribuye a las investigaciones posteriores al Auto de Fe llevadas a cabo por el inquisidor Alonso de Salazar y Frías que la 'Suprema' (la Inquisición) pusiera fin a la inculpación de brujería satánica en España el 29 de agosto de 1614. Conviene no olvidar que la Inquisición española no era un tribunal eclesiástico autónomo del poder civil: todo lo contrario, era un poder sometido al rey, que tenía la potestad de nombrar inquisidores. La monarquía hispánica, el poder civil en última instancia, pone fin a la caza de brujas antes que el resto de monarquías europeas. Como detalla Lisón, la última ejecución (por brujería) en Inglaterra fue en 1684, en 1692 en Salem, en 1727 en Escocia, en 1745 en Francia y en 1775 en Alemania.
La denominada leyenda negra que sobre España se levanta en otras naciones rivales (Francia, Inglaterra) centra sus dardos en la Inquisición. En episodios como el de las brujas, la expulsión de judíos o moriscos, se mire por donde se mire, y por violento que nos parezca, el poder civil en España sigue «un patrón de conducta», una «razón de Estado» cuyo objetivo es evitar el estallido de guerras de religión como las que asolaban Europa. Que la religión estaba íntimamente unida a la moral, a las costumbres y, en definitiva, afectaba al orden público, es una obviedad. En Alemania, en tiempo de Lutero, mueren más de 100.000 personas; en Suiza, Calvino mandó a la hoguera a más de 500 personas (Miguel Servet entre ellos), y en Holanda, sus seguidores ejecutaron curas y monjes en cientos de conventos e iglesias; en Francia, la lucha entre hugonotes (protestantes calvinistas) y católicos acarrea la muerte de decenas de miles de los primeros; en Inglaterra, son centenares de miles los católicos masacrados desde que Enrique VIII obliga a sus súbditos a convertirse al protestantismo, etc. Por tanto, nos guste o no, la Inquisición fue el instrumento de la monarquía hispánica con el que se trató de evitar baños de sangre como los que se produjeron en el resto de Europa. En cuanto a los métodos empleados por la Inquisición para 'arrancar' confesiones -la tortura-, eran prácticas propias del ámbito civil en toda Europa. Nada peculiar de España ni de la Inquisición española. ¿Comprenden?
